boca-culo

Creo que los héroes tuvieron una vida muy fácil. Total lo único que tenían que hacer de vez en cuando era matar una gorgona o dejar ciego a un cíclope.
Esta tarde he estado ordenando los papeles y las facturas para hacer la declaración de la renta. Y pienso que si Héctor o Ulises se hubiesen tenido que enfrentar al delirio de la vida moderna la hubiesen cagado. Me gustaría verlos con la calculadora en la mano sumando cifras de mierda para poder desgravarse un poco de pasta.
Las instituciones se llevan nuestro dinero y luego ese dinero se lo llevan unos señores a sus casas. Y lo almacenan o se lo gastan y dilapidan como cabrones viciosos siempre sedientos de más pasta.
Los que tenemos poco dinero costeamos la vida de estos grandísimos mamones hijos de la gran puta. Y los que tienen aún menos pasta que nosotros (los miserables, los muertos de hambre) costean la nuestra.
Los pilares de Nuestra Civilización se asientan en el fango sangriento y putrefacto de millones de personas machacadas a destajo.
Tratamos de defender a toda costa esto que han llamado “estado del bienestar”. ¡¡Ay qué bien se está, qué buen estado, voy a correrme de gusto!!
El estado de bienestar es el puente entre el lodo y los diamantes. Los ciudadanos somos sobre-todo y ante-todo consumidores, cuerpecitos con boca y culo listos para devorar bienes y más bienes de consumo. Por eso esos grandes pedazos de mierda que votamos cada cuatro años para que se la mamen a los banqueros y a los grandes empresarios se preocupan cuando cae el consumo. “Hay que incentivar el consumo”, dicen; hay que hacer lo que sea para que las bocas y los culos deglutan y caguen según nuestros cálculos.
Y a deglutir y a cagar todos: comida envasada, banderas de españa, vuvucelas, teléfonos móviles, periódicos, conservantes, cristales de swarovski, salsa barbacoa, monovolúmenes, televisores, guitarras eléctricas, sintetizadores, muebles de ikea, objetos de artesanía, novelas de 400 páginas, bandas vibrantes para tonificar los glúteos, pan de molde, pan de leña, baguettes, pan de semillas, pan de centeno falso, leche, bebidas de soja, cápsulas de café envasadas al vacío, emepetreses, revistas de moda, de caza y pesca, de decoración, putas, farlopa, cigarrillos, ciclomotores, gas natural, petroleo, bombillas de bajo consumo no reciclables, sillones anatómicos, sandías sin pepitas y consoladores.