Los agricultores se quejan.
Llevan quejándose años, lustros, décadas.
Lo que producen hay unos señores que se lo compran a precio de mierda para venderselo al consumidor a precio de oro.
Quien quiera las cifras que mire en San Google, pero todos sabemos que la gran parte de lo que estamos pagando por un tomate se la lleva un señor que se encarga unicamente de trasladarlo del agricultor al mercado para en el trayecto fundamentalmente subirle el precio.
Los agricultores se quejan y lloran y los intermediarios se llevan la pasta.
Ahí va la pequeña idea tonta:
Desde hace años (al menos desde el 78) ya no solo no está prohibido reunirse ni asociarse sino que es además un derecho.
Así pues, reunirse, asociarse y distribuir vuestros productos creando los medios necesarios para hacerlo.
Si de una ecuación un elemento no funciona elimínalo o sustitúyelo por otro.
Así no: productor-intermediario-consumidor.
Así sí: productor-consumidor.
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