Me hubiese gustado comenzar este nuevo asunto, este nuevo blog, escribiendo con la inestimable ayuda de un ligero estado de embriaguez.
Pero no. Son las 14:22 y hoy todavía no ha entrado en mi cuerpo ni una mísera cerveza.
Sí que he tomado varias infusiones de ajo y tomillo. Tengo gripe.
Comenzar un nuevo asunto, un nuevo blog, con esta sensación de cuerpo derruído atacado por una legión de microorganismos no me disgusta del todo.
Además me permite incluir un pequeño texto que escribí hace un tiempo.
Es mala literatura. Avisados quedáis:
Tengo la espalda y los brazos y el cuello llenos de picaduras.
Un pequeño ejército de tábanos se ha alimentado hoy de mí.
Ahora sé que mi vida aún sirve para algo.
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