En esta tarde en la que la blandura va desapareciendo a base de puro músculo, Niña Jonás entra en mi cuarto de vez en cuando para encender cigarros y brindar con cervezas nuevas.
Esto poco a poco parece el paraíso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario