viernes, 16 de septiembre de 2011

Pequeño cuentito

La semana pasada Z le dejó el coche a su amigo B.
Z le dijo a B: "Como este año me voy a vivir fuera, puedes utilizar mi coche si quieres. A cambio sólo te pido que de vez en cuando le revises el aceite, el agua, los neumáticos; por lo demás, puedes utilizarlo como si fuera tuyo."
B le dijo a Z: "Estupendo."

Cuando después de un año Z regresó, su amigo B le presentó una factura en la que se recogían los gastos que la utilización del coche le habían generado: un arreglo de chapa por un pequeño golpe que B se dio aparcando, unos honorarios que el propio B se había adjudicado por limpiar el coche cada mes, el importe de un ambientador de aroma de pino que B compró y el importe correspondiente a una penalización que B había impuesto a Z porque éste había regresado un mes antes de lo previsto dejándole sin coche.

Z se quedó atónito en un primer momento. Luego recordó que B, antes de quedarse en el paro, trabajó para una gran entidad bancaria del país. Y entonces comprendió.

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